05 marzo
04:30am, GMT + 1
A pesar de que oficialmente hace 5 días que se inició la temporada fallera, la ciudad duerme apacible y silenciosamente, tomando fuerzas para los días de frenesí y pólvora que se avecinan. El silencio de la noche se ve repentinamente roto por el sonido de un despertador, acompañado por las consabidas palabras de “hmmmm, cinco minutos más, por favor....”. En circunstancias normales, estos cinco minutos más se irían sucediendo hasta alcanzar la media hora, pero por esta vez no se va a concluir ni el primer ciclo: pocos segundos me hacen falta para reparar en que hoy es el gran día. Frente a mí se presentan siete días en el corazón de la Gran Manzana.
Tras vestirme y coger el equipaje, me reúno con mis cinco amigos para partir hacia el aeropuerto de Valencia – Manisses. Allí procedemos a realizar los trámites de facturación, un poco más engorrosos de lo habitual (cosas de las autoridades de nuestro destino), y las chicas de Air Nostrum nos atienden con la habitual eficiencia con la que lo han hecho siempre que un servidor ha precisado sus servicios.
Pasamos los controles de seguridad sin incidencia reseñable (al margen de que me hayan hecho quitarme las botas, para variar), y nos dirigimos a la zona de espera, donde las sonrisas de nuestros rostros evidencian lo ilusionados que estamos con este viaje. La misma chica que nos ha efectuado el check-in, es la que se encarga de nuestro embarque, y al recordarnos (para ella somos “el grupito que se va a Nueva York), nos permite pasar muy amablemente sin tener que volver a mostrar el pasaporte y además los primeros. El vuelo, a bordo del clásico Canadair de la compañía, pequeño pero bastante cómodo (dos de los que viajamos ya lo conocemos bien, ya que es el mismo que usan para la ruta Valencia - Ibiza), se desarrolla con normalidad hasta el aeropuerto de Barcelona – El Prat.
Tal y como me habían indicado en losviajeros.com , el paso de la Terminal C a la Terminal A, es rápido, cómodo y sencillo, por lo que apenas tardamos unos minutos en realizar el tránsito. Como faltan más de dos horas para el vuelo, éste aún no aparece en pantalla, por lo que decidimos quedarnos a almorzar en el módulo M4, que es el último antes de llegar al que presumiblemente utilizaremos, el M5. El motivo por el que no hemos llegado más allá se debe al control policial que delimita ambas zonas, y puesto que aún no nos han dicho dónde se embarca, preferimos no estar yendo y viniendo a la par que dando explicaciones a las autoridades.
Una hora más tarde ya aparece nuestro vuelo señalado, tal y como pensábamos, en el sector M5, pero decidimos quedarnos donde estamos, abandonando nuestra base de operaciones unos diez minutos después de la hora prevista de inicio de embarque. Tranquilamente nos dirigimos hacia allá, y en cuanto procedemos a pasar el umbral, nos llevamos una buena bronca. Por lo visto, los pasajeros en tránsito con destino Estados Unidos, han de pasar por un mostrador habilitado para ello, donde nos hacen una serie de pesadas (y estúpidas) preguntas referidas a nuestro equipaje, mientras el tiempo transcurre inexorablemente. Se nos informa que nos han llamado reiteradamente por megafonía, pero ninguno de los seis ha oído ni nuestros nombres ni referencia alguna al tema del tránsito, por lo que la preocupación por el tiempo perdido (haciendo que posiblemente el vuelo retrase su salida unos minutos por nuestra culpa), repentinamente se convierte en mala leche, mala leche porque desde mi punto de vista este detalle lo debería haber avisado la compañía aérea, tanto al confirmar la reserva, como al hacer el check-in. Por lo tanto, a pesar de ser los últimos en embarcar, por mi parte no sufro el más mínimo atisbo de vergüenza, así que irrumpimos en el avión al más puro estilo estrella de Hollywood: tarde pero con glamour.
Nos apresuramos a guardar nuestro equipaje de mano, y con las prisas, olvido que la bandolera tengo que colocarla bajo la butaca delantera, no sobre la que voy sentado, hecho que por lo visto enfurece a la pasajera que llevo detrás, ya que se permite el lujo de advertírmelo con unas palabras nada amables. Empezamos bien el vuelo.... Tras habernos estabilizado en el aire, veo como mi ya de por si reducido habitáculo (volamos con un Boeing 767-300 de American Airlines) mengua más aún porque la petarda de delante se reclina hasta el máximo a pesar de notar como su butaca choca contra mis rodillas. Malamente vamos, así que tras la comida de rigor (no del todo mala para de avión), decido dejar momentáneamente a mis amigos para buscar una butaca libre en la zona posterior. Justo en ese momento se inician unas turbulencias no muy acusadas, por lo que el personal de a bordo me ordenan tajantemente que regrese a mi butaca, a lo que contesto que lo haré encantado si alguien me acompaña a pedirle a mi “vecina” que se reincorpore. Poco han tardado en encontrarme un asiento libre.... Hmm, creo que eso de haber dormido sólo tres horas la noche previa me está haciendo todo un cascarrabias.
Por lo demás, sin más incidencias ni detalles para mencionar, sólo que después de lo a gusto que volé a Japón con los A-340 de Finnair, no me termino de sentir cómodo en este 767, lo veo muy justo en cuanto a confort y no digamos entretenimiento a bordo... Tras un siestecilla de media horita, y unas risotadas con los amigachos, se calman los ánimos, con lo que las últimas horas de vuelo se hacen más agradables que las primeras. Tan sólo mencionar que en el avión se nos comenta que la solicitud electrónica que tuvimos que cumplimentar a través de la ESTA es poco menos que nada para entrar en el estado de Nueva York, por lo que vuelta a rellenar los dichosos papeles verdes....
02:00pm, GMT – 5 (08:00pm, GMT + 1)
Tras sobrevolar Long Island por fin tomamos tierra. La vista aérea, en la que hemos podido ver nieve incluso en los Hamptons, nos prepara para el frío que nos espera. Tras el tedioso control de pasaportes, aduanas y demás en el que perdemos más de una hora (llevándose al temido cuartito a uno de nuestro grupo un buen rato), por fin salimos a la calle... Ya estamos!!! Vivaaaaa!!!! A pesar de haber aún restos de la gran nevada que cayó hacer un par de días, y estar a tan sólo 3ºC, con una buena chaqueta el frío es más que soportable.
Para ir a Manhattan teníamos oficialmente previsto parar un par de taxis, a pesar de que en mi cabeza había otros planes, desconocidos para el resto del grupo. Al llegar a la acera, miro fugazmente en todas direcciones, y finalmente mi mirada se cruza con la de alguien que aprovecha la ocasión para preguntarme dónde vamos y así indicarme la cantidad: $110 por hacerlo en limusina, lo mismo que en dos taxis. Cuando le digo que OK, el resto no se lo podían ni creer, ni se imaginaban que tal cosa fuese posible, pero gracias a que se comentó en su día en el foro USA de losviajeros.com, iba yo con esa idea en mente, y la jugada me ha salido a las mil maravillas. Nuestro improvisado chófer nos lleva por La Guardia, Queens y Flushing Meadows. Unos minutos antes de cruzar el East River por el Queens – Midtown Tunnel, la excitación se apodera de nosotros cuando por fin vemos los conocidos rascacielos de Nueva York en el horizonte, reconociendo en el acto al Empire State, el Chrysler, la Torre Seagram...
En el mismo momento en el que alcanzamos Manhattan, no podemos evitar abrir las ventanillas del coche, a pesar del frío: repentinamente nos entra la imperiosa necesidad de dejarnos llevar por la esencia de la ciudad. Llegamos a la 6ª Avenida, y desde allí nos desviamos a la calle 44 Oeste, para alcanzar por fin nuestro hotel, el Algonquin. Tengo que decir que la elección del mismo ha sido todo un acierto, aunque sus habitaciones son pequeñas, están más que bien, y el establecimiento es toda una institución. Podría destacar a su eficiente y amable personal, presidido por la gata Matilda, pero dicho detalle queda empañado cuando sales a la calle y te das cuenta que estás a escasos dos minutos a pie de Times Square. Ahí llega el momento en el que nuestras cámaras de fotos se vuelven locas, sin saber hacia dónde apuntar; lástima que no sean capaces de captar los muchísimos e interesantes olores que hacen acto de presencia en la plaza. Allí nos hemos digido a la oficina de turismo a por mapillas y de paso comprar la tarjeta Metro Card, para usar sin límite el transporte público los 7 días que estamos (por $25). Queríamos llevarnos también el City Pass, pero ellos no lo venden.
Hemos bajado a pie hasta la 34 a ver si comprábamos en el Madison Square Garden los billetes para el partido de los Knicks del sábado, pero terminaban de cerrar las taquillas (para mañana se queda), así que aprovechando que estábamos cerca, nos hemos pasado por B&H para que una de mis amigas se comprara una cámara fotográfica. Realmente el local es espectacular, no sabría decir qué llama más la atención, si el hecho de que los dependientes sean judíos ortodoxos, o que la mercancía vaya moviéndose en cintas transportadoras por el techo hasta llegar a manos del cliente. Pero sumando impuestos, y con el tipo de cambio con el que nos hemos venido ($122 por euro), sus precios tampoco me parecen nada del otro mundo.
Una cerra grasienta a más no poder a base de hamburguesas y guarrerías varias, ha precedido a un paseo con el bus M6, que baja hasta la terminal del ferry de Staten Island, siempre por Broadway. Una pena que la suciedad de sus cristales y la escasa luminosidad de ciertos lugares, no haya permitido que luciese del todo la panorámica, pero por lo menos ha servido para posicionarnos de cara al resto de días. Al llegar al destino, nos hemos metido en el metro para regresar al hotel, y aunque no estaba tan hecho polvo como todo el mundo se piensa, sí que hemos pasado por algunas estaciones muy viejas que a nosotros nos han encantado.
Nada más llegar al hotel hemos caído como moscas: pocas horas de sueño + muchas de vuelo + emociones + jet lag = a dormir!
Hasta mañana ;)
Fotos del día:
http://picasaweb.google.es/thefunkyhousenet/NewYork1#
Mi niño, qué envidia me das (ya lo sabes).
ResponderEliminarDisfruta de esa ciudad, lo fliparás en cada esquina.
Besotes.
Me encanta leer tus viajes Funkytin.-Como ya te he dicho disfruta a tope y no consientas qe petardas, estrechez de asientos y demas incordios te agüen el viaje.- Ademas, para agua, la de Valencia,jejejeje (es que aqui no hay caritas).-
ResponderEliminarUn besote
Te odiooooo!!!!!! Acuerdate del trípode!!! La Reich al final no viene el jueves, tiene no se qué hostias de taquigrafía que ha empezado hace ná... Voy a marujear tus afotos.
ResponderEliminarAnónima poligonera de Fuenla.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA Conchy: la ciudad está cumpliendo con todas las expectativas, aunque eso tú ya lo sabías.
ResponderEliminarA quien me llama Funkytin: gracias por tu comentario. Si me dices quién eres, igual hasta te mando un beso y todo ;)
A la poligonera: el trípode te lo tengo mirao, a unos 35 € sale al cambio en todos laos, pero antes de comparalo voy a ver si lo encuentro más barato ;)
Después de desayunar tranquilamente y de pensar en proyectos, de repente me has venido a la mente: Funky está en NY!!!! Y he pensado que quizás ya habías escrito alguna cosilla así que aqui me tienes un sábado por la mañana pendiente de vuestras peripecias en los niuyores y me encanta!!!! Pásalo bien!!! Ya que la poligonera te ha encargado un trípode, si vas de compras y ves una mini vaquera que no sea muy muy mini me la pillas y quedamos de nuevo en valencia para desayunar! Si, sí, ya sé que en Mango, Zara... pero no es de NY!!!! (talla 38/40...je,je,je,je,ej) Un beso guapo!!!!! Voy a cotillear las fotos
ResponderEliminarAna, la socarrà
Que tal funky... ahora que llega el finde pasaros una tarde por el muelle 17 a ver que se cuece... Disfruta mucho el viaje (!!!que envidia me estas dando.....!!!
ResponderEliminarUn Abrazo
Ay el funky punkyyyyyyy!!!!
ResponderEliminarEnvidia, envidia, envidiaaaaaa!!!! No sabes lo emocionada que estoy de que tú estés en NY ahora mismo! Vivo constantemente mirando la hora española y restándole 6 para imaginarme qué estarás haciendo. JO! sin duda, uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida.
DISFRUTAAAA!!!
Por cierto, qué fotos!!
ResponderEliminarQué camara usas?
Ains mi niño, como imagino atraves de tu relato, gracias por compartirlo, espero ansiosa el resto de tus dias.
ResponderEliminarUn besazo guapisimo de luna preferida (jejeje)
Graciaaaaaaaaaaaaaas por pasaros por aquí!! Vamos tan a tope que ayer no tuve tiempo ni de subir las fotos, a ver si esta noche después del partido de los Knicks, jejejejejej!
ResponderEliminarAviso que esto no va del todo bien y no sé por qué no se publican algunos comentarios que acepto (esto va por la vetada, ¿quién eres, guapa?).
La cámara es una Panasonic Lumix FZ18 ;)
Ohhhh qué envidia insana y qué lujo que nos lo estés contando en línea, jaja, esto de las tecnologías!!
ResponderEliminarUn beso enorme y sigue cotorreando por aquí que tienes muchos fans xD
Muuuuuak guapo
Rachel xD
Petardo!! La gata de la foto es idéntica a la mía!! Bueno, pero la mía más chata, pero idéntica, dale un sobeteo de mi parte. Qué ganas de ir, coño... A saber lo que estarás haciendo ahora... Ains... Y yo aquí con el punto de cruz, hay que joerse...
ResponderEliminarCompañero, que alegría verte disfrutar tanto en NY. Por aquí somos muchos los que te seguimos de cerca los pasos. Por cierto, si te vuelves sin pruebas de que has estado en la mega-super-hiper Disney Store de la 5ª Av. ....mejor ni vuelvas. Jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo, Chicky
Funkytiiinnnn, pues vale, me identifico ¡¡¡¡chantatachan!!!¡¡Yennefer!!! Me alegro de que te lo estes pasando tan requetebien y te mando un besote grandote.-
ResponderEliminar¡Ay Funky, tengo un lío!! Esto del internete no es pa mi.-
ResponderEliminarLa anónima soy yo, Yennefer, y tambien la vetada, y, ademas creo que sigo como Anónima.- Bueno pues como Anónima que DISFRUTEEEEEEEESSSS!!!